jueves, 24 de enero de 2008


CAZA Y BIODIVERSIDAD



De todos es sabida la importancia que la conservación de los hábitats tiene para el mantenimiento de la diversidad biológica, sin embargo, puede parecer empresa complicada el llevarla acabo, no por ser compleja en si misma, sino porque son muchos los actores involucrados en el escenario por la parte que nos toca (los de nuestra especie) y se hace cada vez más difícil el buscarle una ubicación a cada uno de ellos. Ni que decir tiene que la otra parte del escenario, las especies animales y vegetales, no suponen apenas problema, pues se dedican única y exclusivamente a realizar una función biológica, tarea a la cual el homo sapiens se dedica cada vez menos por estar más preocupado de otras tareas propias de eso que llamamos “progreso”, a no ser que dejemos de ser sapiens para pasar a ser simplemente homos.


En lo que a la gestión cinegética se refiere, cabe destacar que se hace necesario establecer medidas de gestión de los hábitats cada vez más complejas y eficaces pues son muchas y muy variadas las actividades humanas que interactúan en ellos, provocando muy a nuestro pesar, un gran desequilibrio en el medio.


En los últimos tiempos hemos asistido a un sinfín de planteamientos que han demostrado un gran error a la hora de demostrar su eficacia para la conservación de la biodiversidad. En estos momentos parece que se atisban nuevos tiempos sobre lo que debemos o no hacer en materia de gestión medioambiental, no por la lucidez de nuestros representantes políticos, sino mas bien porque los acontecimientos recientemente ocurridos, así nos lo han hecho ver.


Son muchos los errores cometidos, empezando por la nefasta política forestal que ha imperado en nuestra comunidad desde hace casi 30 años. Sobre este hecho parece que por fin se están empezando a tomar medidas, no obstante, no quisiera desaprovechar la ocasión para manifestar mi humilde opinión al respecto:


En Galicia tenemos un grave problema. Nuestros montes se están transformando en gigantescas plantaciones dedicadas al monocultivo de especies pirófitas, de crecimiento rápido, y dada su alta volatilidad, en la actualidad, el monte gallego es un auténtico polvorín.


Todo esto va en detrimento de los bosques autóctonos, que como el mundo sabe, están formados en su mayoría por especies frondosas autóctonas, que con la frescura de su sombra, permiten desarrollar en su entorno, todo ese verdor y esa humedad que cada vez encontramos menos, y con la peculiaridad de que apenas tienen capacidad de arder. Por desgracia en la parte litoral de nuestra geografía únicamente podemos ver vestigios de bosque autóctono en algunos parques públicos y en los merenderos que hay en la periferia de nuestras carreteras.


Antiguamente los montes estaban llenos de ganado mostrenco. Que razón tenía aquel que afirmó que apagaban mas fuegos dos rebaños de cabras que diez brigadas antiincendios.


Si en lugar de tener todo el monte dedicado a monocultivo con ciertas manchas de autóctono, planteáramos el proceso inverso, es decir, tener bosques autóctonos con manchas dedicadas a monocultivo; conseguiríamos que o el propio bosque haría de cortafuegos natural. Al mismo tiempo evitaríamos la gran pérdida de biodiversidad que estamos padeciendo. Tendríamos mas reservas de agua en nuestros acuíferos. Incrementaríamos la tasa de pluviosidad, e incluso podríamos satisfacer las necesidades de las industrias papeleras en espacios acotados. Y lo que es mas importante, no arruinaríamos nuestro paisaje (una de las mas grandes señas de identidad de un pueblo). Me viene a la mente la Galicia que tanto amaba Rosalía de Castro. Aquello de “Adiós ríos, adiós fontes”, lamentablemente se está cumpliendo.


¿Cuando finalizará el proceso de eucaliptización de Galicia?. ¿Porqué hasta ahora la política forestal fue concebida casi exclusivamente á medida de tres o cuatro empresas que todos conocemos?. ¿Por qué el monte es de todos cuando arde, y cuando da beneficios es solamente de unos cuantos? ¿Ningún político se preguntó porqué en Francia apenas hay incendios? Solamente es necesario ver de vez en cuando alguna etapa del Tour de Francia, y sobrarían las palabras.


La política forestal ha estado orquestada por manos que únicamente son sensibles a dos cosas: A las poltronas y a los bolsillos. Y por si fuera poco este panorama, a día de hoy todavía no se sabe nada de los responsables de la última oleada de incendios del último verano. Por cierto, responsables que a buen seguro se estarán fregando las manos celebrando su impunidad en esta catástrofe, espero y deseo que por poco tiempo, pues de tanto fregarse las manos podrían salir chispas que prendan nuevos fuegos.


Si queremos dotar a nuestra comunidad de un plan forestal responsable y eficaz, no sólo es necesario idear una buena planificación y unos buenos objetivos; se necesita algo que es más complejo: una buena coordinación de ellos. No se puede poner el carro antes que los bueyes. Algunas plantaciones de especies autóctonas que se acaban de acometer, están siendo devoradas por los pocos caballos salvajes que han quedado, atraídos por la falta de pasto (caso concreto: El monte Castrove). Ni que decir tiene, que por supuesto al no ser el eucalipto, plato de buen gusto para los equinos, y ante la falta de koalas, en pocos años habremos pasado a la situación anterior, es decir, habremos despilfarrado el presupuesto y habremos conseguido convertir el monte en un nuevo polvorín.


Ahora comprendo cuando ciertas personas de la Comunidad Navarra, se mofaban de nuestra escasa capacidad de gestión forestal, y que la catástrofe incendiaria, no fue sino, mas que una cosecha de lo anteriormente sembrado durante años. Claro que indagando y googleando en la red de redes, no me cabe la menor duda de que tienen sobradas razones para ello, pues disponen de un sistema de gestión forestal envidiable, digno de un modelo a imitar. No es de extrañar que con esta idílica tierra llena de grandiosos escenarios naturales, algunos sectores sociales de territorios limítrofes peleen hasta la extenuación para lograr su anexión. Un plan que recoge muchos y variados aspectos los cuales son perfectamente accesibles a través de la web, y que en resumen la filosofía del Plan Forestal de Navarra se basa en seis criterios:

  • Equilibrio intergeneracional: para que las generaciones futuras puedan disfrutar también de los montes.

  • Equilibrio intrageneracional: desarrollo a partir de los propios recursos; acceso de la sociedad a los bienes y servicios forestales; y apoyo a los titulares por el mantenimiento de funciones sociales y ecológicas.

  • Uso múltiple, gestión racional e íntegra de todas las funciones forestales: biológicas, ambientales, económicas y sociales.

  • Aumento de la eficiencia, crecimiento económico basado en: uso eficiente de los recursos forestales actuales; y desarrollo de nuevos recursos.

  • Integración de los bosques y la sociedad para establecer una relación profunda y respetuosa entre ambos.

  • Subsidiariedad: las colectividades locales deben actuar como protagonistas.

En concreto, los objetivos que plantea el Plan Forestal son ocho: aumento de la calidad y cantidad de los bosques; protección de la biodiversidad y calidad de los recursos de los montes; defensa del bosque ante riesgos naturales y humanos; protección sostenible de bienes económicos; adecuación a las demandas de usos sociales; una industria forestal competitiva estabilizadora de empleo; aumento de la actividad gestora de los actores forestales; y desarrollo y mejora de los medios y técnicas de gestión.

Si retrocedemos en el tiempo a buen seguro que recordaremos con nostalgia aquellos campos llenos de conejos y de perdices, aludiendo a una copla literaria de Jorge Manrique, podríamos pensar que “Cualquier tiempo pasado fue mejor”, no en vano, es verdad que entonces nadie pensaba en la gestión medioambiental, pero la diferencia estriba en que, entonces, las interacciones humanas en el ecosistema natural no eran tan masivas ni tan agresivas como las son hoy, dando tiempo a la naturaleza a regenerarse y autorregularse siguiendo su curso espontáneo.

La biodiversidad es garante de bienestar y equilibrio en la biosfera. Los elementos diversos que componen la biodiversidad conforman verdaderas unidades funcionales, que aportan y aseguran muchos de los “servicios” básicos para nuestra supervivencia. Por tanto con la gestión y conservación de los hábitats, no sólo se garantiza la prosperidad de las especies cinegéticas, sino que al tiempo se da un paso muy grande en la conservación de la biodiversidad.

Alejandro Lorenzo

No hay comentarios: