jueves, 24 de enero de 2008

LA CAZA EN LOS REALITY SHOWS


De una España de charanga y pandereta como bien la calificaba el poeta de los poetas D. Antonio Machado, a una España verdulera, barriobajera, falsotestimoniera y chavacana media un abismo. Aunque tenemos todos los boletos para atravesar ese umbral, sobre todo desde que la voracidad de los poderes fácticos han decidido incluir en los programas televisivos que se dedican a hacer carne picada, que tanto éxito tienen últimamente, a la CAZA; la responsable de nuestra pasión. Era de esperar que por nuestro mal hacer, por nuestras divisiones internas y por no saber vender la caza ante la sociedad, hemos sido víctimas del trato que actualmente se nos da en la sociedad. La inclusión de la CAZA en los reality shows televisivos no se iba a hacer esperar. Efectivamente los responsables de los medios televisivos gobernados por una hipocresía que justifica lo injustificable cuando se trata de aprovechar cualquier filón y ganar audiencia televisiva, no dudaron en crear la pócima mágica. Juntar los ingredientes de la CAZA y la monarquía, y como cocinero pusieron al ilustre periodista D. Jaime Peñafiel para darle forma y de paso poder divulgar sus discrepancias con la monarquía española.


La hipocresía que lamentablemente gobierna gran parte de la vida del ser humano, se hace aquí si cabe, mucho más acuciante cuando a través de una cadena privada de televisión se dedican a sacar punta de todas y cada una de las actitudes y costumbres de los personajes públicos, de sus creencias y convicciones que no vulneran nuestra legislación, sino que únicamente pertenecen al ámbito de sus vidas privadas y que forman parte de la pluralidad de ideas sobre la cual se sustenta la base de nuestro ordenamiento jurídico. Todo ello surgió cuando salieron a la luz pública unas fotos de S.A.R. la Princesa Letizia posando en unas escenas de caza, aprovechando la ocasión para que los sectores antimonárquicos y anticaza de este país, pudieran hacer carne picada durante casi una semana, día tras día en dicha cadena de televisión, todo porque Dª Leticia se había aficionado al arte venatorio. Todo ello en un alarde de hipocresía, en la que con inusitada prepotencia y mala educación, osan tutear, Pues existen otros muchos ejemplos donde se hace patente ese hecho. Reyes godos, cristianos y musulmanes, reyes y reinas de Castilla, de Aragón, de Navarra, ilustres antecesores de las dinastías que han reinado en nuestra patria, príncipes y princesas, y otros, infantes e infantas reales, condes, marqueses y otros títulos noviliarios, y algunos más que, seguro, se me escapan… Todos, absolutamente todos, salvo honrosas excepciones, han sido cazadores. Ahora resulta que si S.A.R la princesa Letizia se aficiona al deporte cinegético, poco menos que es una escoria para la sociedad. Lo mismo acontece cuando hablan del nuevo novio de la actriz Ana Obregón, Darek, que en su pasado era stripper y ahora nos lo muestran como todo un “cachoman”. Por el contrario la novia de Paquirrín que también se dedicó a lo mismo, nos la muestran poco menos que como una mujer de vida alegre.


¿Hasta cuando vamos a permanecer impasibles?. ¡Que los miembros de nuestra realeza crían como conejos, estoy de acuerdo!. ¡Que no pagan hipotecas, estoy de acuerdo!. Que se mantienen de los que tienen dificultades para llegar a fin de mes porque tienen que pagar sus hipotecas, también estoy de acuerdo!. Que se hagan chistes simpáticos sobre ellos pues hasta es gracioso. Que se compare a la Princesa Letizia con la abeja malla por pertenecer a la clase obrera, casarse con un zángano y al final que acabe siendo reina, puede parecer gracioso. Otros dicen que la lealtad del Príncipe con el Rey le ha hecho precipitarse a este último por hacer caso a su padre cuando de pequeño de recomendó que se casase con una mujer “re-catada”. Otros dicen que también la princesa quiso ser leal al Rey y cuando el día de la boda, éste le dijo: ¡Seréis felices y comeréis perdices¡, ella respondió: ¡De las perdices me encargo yo!. Pero seamos serios. Señores, la caza en España es un deporte autorizado y regulado por la Ley, a menos que entonces haya 1,5 millones de delincuentes en España, donde se incluiría un servidor Es perfectamente asumible que haya otras ideologías que no comulguen con la institución monárquica e incluso enriquecedor de que expongan sus argumentos para contradecir su existencia en los tiempos que corren, pero no es de recibo que se intente buscar su desprestigio por la práctica de una actividad lícita perfectamente legislada y regulada, arrastrando con ellos a mas de un millón y medio de personas que disponen de una licencia de caza expedida por la administración pública y que además muchas de ellas no son monárquicas.


En fechas pasadas también arremetieron contra la figura de S.M. el Rey D. Juan Carlos I por haber cazado un oso. Pero ¿es que estamos en un país tan ignorante, que todavía no sabe que a diferencia de España en la que el oso es una especie protegida, en otras latitudes está permitida su caza de manera regulada por superoblación?. Se cazan osos en E.E.U.U., en Rumanía, en Bulgaria, en Rusia, en Hungría, en Canadá, en Finlandia, etc. Es triste que una cadena privada de televisión donde tienen un gran número de profesionales, sobre todo en informativos, en series televisivas y en formula 1, se presten a este juego, máxime cuando pasado este tiempo se ha sabido que las famosas fotos de S.A.R. la princesa Letizia, eran un fotomontaje de los anticaza, los mismos que con su liberalismo y poca tolerancia nos obligan a amar la homosexualidad y a estar en contra de deportes (porque son deportes) como la caza, la pesca y los toros.


De todo ello debemos entonar un “mea culpa” porque como bien dice D. Pío Cabanillas en una de sus últimas entrevistas, “No hemos sabido hacer llegar a la sociedad la más que trascendente distinción entre un cazador y un furtivo, ni subrayar y explicar en detalle el carácter conservacionista de la caza. El cazador no ha sido capaz de resaltar y comunicar, con orgullo y sin complejos, los elementos fundamentales de la caza”. Poniendo un ejemplo muy ilustrativo: “Los lances no se cuelgan en la pared, sino en la memoria”. Y como era de esperar no le han faltado elogios y le han reconocido aquello de: ¡Ha dado usted en el blanco!, ¡Esa es la clave para ganar la batalla!.


Alejandro Lorenzo

CUADRILLA ARROTEA



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