lunes, 28 de enero de 2008

PACTO CON EL LOBO

 

En las primeras etapas de mi infancia me asustaste, en mi adolescencia me intrigaste y en la actualidad me cautivaste. La primera de estas etapas ha venido marcada por los perjuicios y las creencias que la influencia católica me ha inculcado para odiarte, considerarte una criatura propia de las tinieblas, como un ser maquiabélico, casi diabólico. Posteriormente, a medida que podía acceder a la información y al conocimiento, me deba cuenta de que en otras culturas menos interesadas que la cristiana en mantener a las personas en la ignorancia y en la cultura del miedo han visto en ti un símbolo de la socialidad, de la eficacia, de la inteligencia. Los mitos de Rómulo y Remo o el de Gárgoris y Habis presentan situaciones similares, en las que cachorros humanos son amamantados por lobas. Los indios norteamericanos ven en ti un honorable competidor, al que respetan y admiran. El ideograma chino te presenta literalmente como "perro distinguido", tal vez por el aspecto rasgado de tus ojos. Por último debido a la intriga y fascinación me permití recopilar información y comprendí el porqué de tu problemática con el homo “sapiens”.

 

Durante gran parte de la historia has ocupado la cúspide en la pirámide ecológica como predador supremo. Para los que todavía están anclados en los perjuicios de su pasado les diremos que la pirámide ecológica arranca de una simple brizna de hierba que transforma la energía del sol en energía para desarrollarse, luego le transmite su energía a los herbívoros al ser consumida por éstos, finalmente éstos últimos le ceden su energía a los que les sirven de alimento, es decir, a los predadores y dentro de estos a los grandes carnívoros, de los cuales, durante gran parte de la historia tu ocupaste la cúspide de la pirámide. Hoy la pirámide está ocupada por el ser humano, esto no tendría nada de particular salvo el hecho de que el hombre ha cambiado los componentes del segundo eslabón de la pirámide a su antojo personal. Ha cambiado el espectro de herbívoros salvajes por animales domésticos que le sirven de sustento, en detrimento de los herbívoros salvajes que ven reducidas paulatinamente sus áreas de dominio. Ahora se te acusa de que competir con el hombre y quererle robar su carne. La tuya carne que inexorablemente disminuye y la carne del hombre que aumenta exponencialmente de acuerdo con su crecimiento poblacional. Pero si intentas recuperar tu espacio y tu carne se pone en marcha toda la maquinaria de la conspiración, del fabulario y de los mitos que dieron pábulo al cuento de caperucita. (“Ver las orejas al lobo”, “Lobos con piel de cordero”, “Meterse en la boca del lobo”, “Que viene el lobo”, “El hombre es un lobo para el hombre”), ésta última muy reveladora en cuanto a la actitud humana.

 

            Después de casi 30 años campeando por las serranías de nuestra comunidad en mis actividades cinegéticas, por fin el ansiado encuentro. Sólo he podido sentir tu proximidad en apenas dos ocasiones, en una de ellas he podido visualizarte aunque fugazmente. El pasado día 20 de Octubre, en el extremo más occidental de la Sierra del Suido, he sido galardonado con tu faz, tu estampa, tus palpitaciones, tu olor. Han sido 4 interminables segundos, en un cuerpo a cuerpo a escasos 20 metros de mi puesto en una jornada de Caza Mayor. Fascinado por tu majestuosidad, por tu pelaje ya mudado para el invierno, por tu semblante serio, tus orejas triangulares, tu gran envergadura física, y tu mirada….., que decir de tu mirada profunda, acompañada de un leve giro de cabeza a modo de guiño con tus ojos oblícuos con el iris color miel. Cuantas cosas se pueden decir en 4 segundos con una mirada como esa. He comprendido bien el mensaje: “¡Habéis luchado con nosotros desde los albores de la historia, habéis conseguido exterminarnos en media Europa, pero aún estamos aquí!”. Luego te fuiste con la misma elegancia que con la que te manifestaste, sin hacer el más mínimo ruido, como levitando, en un día soleado y sin viento, y perdiéndote en el horizonte con un galope armonioso incapaz de ser ejecutado con tanta elegancia por ninguno de nuestros perros actuales, quizás limitados por nuestra adulteración en sus genes a lo largo de los siglos.

 

            Yo sólo puedo pedir tus disculpas por haberme internado en tu territorio para intentar robarte tu carne, en este caso una de tus más preciadas presas, el jabalí. Si, eso de lo que tanto se te acusa permanentemente a ti, y que te mantiene arrinconado en tus últimos reductos. Pero no temas, yo te digo que aquí en mi mundo también existen hombres con piel de cordero que se dicen animales racionales que piensan que su valor está en reclamar serlo y no en ejercer como tal. Y que la mayor fiera es el animal que tiene 2 patas porque entre otras cosas supone una amenaza para él mismo.

 

            Sólo debo decir como conclusión final, que como era de esperar, fui fuertemente recriminado por no haber intentado abrir fuego contra ti y abatirte, cosa que me hubiera sido sumamente fácil por la reducida distancia y el tiempo que me cediste para intentarlo. Haciendo uso de sus costumbres y su ideología fraguada desde sus infancias, he de perdonarles, no sólo por mi excelente relación personal con esas gentes, sino porque su pasado represor y su educación basada en la cultura del miedo no les ha permitido tener una visión objetiva, “perdónales Señor…..”. Si finalmente existe cielo tal y como me lo han pintado y me deniegan su entrada, solicitaré el ingreso en el cielo de los lobos. “Dejad que los lobos se acerquen a mí..”. Esas gentes que son mis amigos, han sido víctimas de su pasado y la cultura opresora de la que a mí también se me intento inculcar. La del cielo y del infierno, la de los animalitos de Dios y de los bichos del Demonio. La misma que me envía recados ofreciéndome cifras astronómicas para venderme como mercenario y entregarles tu cabeza. La misma que nos advertía de quedar ciegos si caíamos en la tentación de dar rienda suelta a los instintos de la naturaleza, la de que los niños y las niñas no podían ir a colegios comunes, o la de la infidelidad. Ésta última sujeta a muchas ambigüedades desde el punto de vista de su definición. Yo particularmente la despojaría de su ambigüedad de la manera siguiente: Infidelidad = romper el pacto. Por ello, siempre he dicho que jamás intentaría buscar un encuentro con uno de tus congéneres simplemente con la finalidad de abatirlo. Y en consecuencia me siento un privilegiado por experimentar la vivencia de tu encuentro, interpretar tu mirada limpia, ver en ella la reencarnación de mi admirado y malogrado Félix, y ejecutar el pacto: ¡Tu me galardonaste con tu estampa y yo sin vacilaciones decreté tu indulto!

 

Alejandro Lorenzo

CUADRILLA ARROTEA

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